Author(s): Susan Watt, Eleanor Hayes
Traducido por I. Carrero, UVa. Un grupo de investigadores alemanes está sacando a la luz la sabiduría medicinal de la Edad Media.
En la Edad Media,
monasterios como la abadía
cisterciense de Maulbronn, en
el sur de Alemania,
preservaron y transmitieron
importantes conocimientos
sobre plantas medicinales.
Imagen cortesía de
WeiterWinkel / Flickr
La mayoría de la gente piensa que las plantas medicinales son una opción claramente alternativa –algo que se puede tomar para la tos o el resfriado, pero no para enfermedades graves–. El doctor Johannes Mayer, historiador médico, tiene una visión algo más seria: cree que los remedios basados en plantas que se describen en textos medievales pueden ser un excelente punto de partida para obtener tratamientos modernos efectivos, incluso para enfermedades como el cáncer. Y no está solo, puesto que su trabajo ha atraído la atención (¡y el dinero!) de la potente empresa farmacéutica GlaxoSmithKline.
El foco de interés para el grupo de investigación del Dr. Mayer en la Universidad de Würzburg, Alemania, es la medicina monástica (Klostermedizin en alemán). En los últimos treinta años, distintos miembros del grupo han estado estudiando manuscritos de monasterios, datados desde el siglo VIII, traduciéndolos y publicando detalles de remedios vegetales y de los trastornos que se supone pueden curar.
La abadía de St-Martin-
du-Canigou fue construida
en el siglo X en el sur de
Francia. Tenía un jardín en el
que se cultivaban distintos
tipos de plantas medicinales
autóctonas.
Imagen cortesía de Isabelle
Kling
Este trabajo se acabó alejando de los aspectos históricos para acercarse a los científicos hace unos catorce años, cuando el grupo recibió la visita de un mánager de GlaxoSmithKline. Cuando este les preguntó: «¿Qué es la medicina monástica?, ¿consiste en rezar?», el Dr. Mayer le explicó que en realidad tratan de descifrar los tratamientos a base de hierbas documentados en los monasterios y de investigar sus efectos a nivel fisiológico.
Esa visita propició que se estableciera un grupo de investigación en la universidad, con el apoyo de GlaxoSmithKline, para buscar remedios eficaces actuales derivados del conocimiento monástico medieval. Hasta ahora la colaboración ha conducido al desarrollo de varios productos para tratar el resfriado común que se venden bajo la marca «Abtei» (el término alemán para «abadía»). El grupo tiene ahora relaciones con otras compañías farmacéuticas, así como con el Hospital Universitario de Würzburg.
El origen de resultados tan fructíferos es la abundancia de textos históricos. «Primero investigamos sobre las plantas que aparecían en los documentos de los monasterios y que se usaban en la Edad Media temprana y tardía, entre los siglos VIII y XII», dice el doctor Mayer. «Ahora estamos investigando sobre la historia completa, hasta nuestros días, de las plantas medicinales europeas y buscamos pistas sobre cuáles podrían ser útiles».
Hace diez años, el grupo de
investigación Klostermedizin
empezó un proyecto junto
aAbtei para investigar los
ingredientes activos y los
mecanismos por los que el
lúpulo (Humulus lupulus) y la
valeriana (Valeriana
officinalis) actúan como
sedantes (ver, por ejemplo,
Schellenberg et al.,2004).
Descubrieron que los
lignanos del lúpulo actúan de
manera similar a la
adenosina, un
neurotransmisor inhibidor
que favorece el sueño. El
lúpulo funciona de manera
parecida a la hormona
melatonina, que regula
biorritmos corporales.
Imagen cortesía de Heike Will
La investigación implica varias etapas: traducir los textos (a menudo en latín medieval), identificar con precisión qué planta se usaba en cada tratamiento –tarea nada fácil debido a la inconsistencia y variedad de los nombres comunes empleados para muchas plantas– y, después, aislar los ingredientes activos.
Algunos de estos ingredientes se están probando en laboratorios del Hospital Universitario de Würzburg o de las compañías farmacéuticas colaboradoras. Por ejemplo, los investigadores del departamento de otorrinolaringología del hospital están estudiando actualmente los efectos de los extractos acuosos y alcohólicos de Osmunda regalis (helecho real) y Chelidonium majus (celidonia mayor) sobre cultivos de células de cáncer de oído. Finalmente, algunos de ellos, los más prometedores, se han seguido estudiando como posibles nuevos fármacos viéndose sometidos a ensayos clínicos y otros tests de acuerdo con los requerimientos legislativos. En el caso de que los extractos de helecho y celidonia fueran eficaces, los ensayos clínicos deberían llevarse a cabo fuera del hospital.
Este complejo proceso se refleja en el experto equipo multidisciplinar del Dr. Mayer, formado por especialistas de distintas ramas: historia de la medicina o latín y griego antiguo, aparte de químicos, biólogos y farmacólogos -todos necesarios para entender totalmente las recetas medievales-. También hay especialistas externos a los que el grupo puede recurrir -como un monje cisterciense que, además, es biólogo-.
La especialidad inicial del Dr. Mayer era la historia: «Primero estudié Historia, y luego Historia de la Medicina y así es como entendí que no sabíamos qué plantas se usaban realmente en la Edad Media. Por eso empecé a elaborar una base de datos sobre las plantas utilizadas históricamente en Europa», dice.
La Salvia officinalis, un tipo
de salvia, se menciona en
manuscritos medievales
como útil para mejorar la
memoria. Investigaciones
recientes de la Universidad
de Newcastle, Reino Unido,
han demostrado que es
eficaz en este sentido (parece
que ayuda a reducir la
hidrólisis del
neurotransmisor acetilcolina),
lo que la puede hacer
adecuada para el desarrollo
de algún tratamiento contra
la demencia (Scholey et al.,
2008). Como el desarrollo de
fármacos y los ensayos
clínicos llevan tiempo, el Dr.
Mayer piensa que pueden
pasar otros diez años antes
de que esté disponible algún
fármaco obtenido de la
salvia.
Imagen cortesía de Heike Will
Aunque la mayoría de los textos clave están en latín, en muchos casos son traducción de textos anteriores escritos en árabe, y estos suelen contener conocimientos de antiguos autores griegos, como Aristóteles. Lo explica el doctor Mayer: «En la temprana Edad Media, en Europa no había mucha producción literaria y Plinio el Viejo (23-79 d. C.) era el autor antiguo más importante para la medicina monacal. Después, en el s. XI, se empezaron a traducir textos árabes al latín y, así, muchas plantas antes no utilizadas se introdujeron en la medicina europea».
Un ejemplo de esto es Alpinia officinarum, una planta que se usa para tratar problemas respiratorios y también para la relajación. Aunque esta planta es endémica de Europa, su uso medicinal no empezó hasta que no llegaron los textos árabes de medicina.
En su momento, la traducción de textos árabes contribuyó a ensombrecer la medicina monástica debido a que favoreció la fundación de muchas universidades en el s. XIII. A partir de este momento, empezó a haber médicos «profesionales» y la medicina monacal perdió importancia.
Hubo, sin embargo, un repunte de esta medicina en el siglo XVI debido a que muchos de los misioneros que fueron a la recién descubierta América eran monjes. «Los misioneros estaban interesados en descubrir lo que hacían los nativos americanos con las plantas propias de América del Sur y Central. Escribieron libros sobre el uso de esas plantas y enviaron la información a Europa», dice el Dr. Mayer.
Valeriana (Valeriana officinalis)
Imagen cortesía de Heike Will
Hoy en día, el grupo del Dr. Mayer colabora no solo con la industria sino también con ciertos monasterios a los que aconsejan sobre las plantas que son más adecuadas para cultivar en sus jardines y sobre el uso de estas en infusiones y otras preparaciones. Incluso dan cursos en el monasterio local en Oberzell –lo que aporta financiación adicional, y muy necesaria, al grupo–.
El Dr. Mayer ha comprobado que cultivar plantas no es siempre el mejor medio para obtener de ellas lo que se busca, bien porque es difícil cultivarlas, o bien porque los ingredientes obtenidos de las plantas silvestres son mejores que los de las plantas cultivadas.
«Puedes ir al bosque a coger algunas de estas plantas, como Arnica montana, pero es difícil cultivarlas y que produzcan suficientes flores», dice; «sin embargo, en el campo crecen bien». Esto es, quizás, un claro recordatorio de la increíble complejidad de la naturaleza, tan evidente hoy como lo era para la gente de la Edad Media.
Actividad para el aula
Hoja de un manuscrito de De
Materia Medica de
Dioscórides (ca. 40-90 d. C.),
que muestra a un médico
preparando un elixir.
Procedente de Irak, o del
norte de Mesopotamia,
probablemente de Bagdad.
Imagen de dominio público /
Wikimedia Commons
Los estudiantes pueden llevar a cabo su propia investigación sobre qué plantas medicinales han resultado ser efectivas y cuáles no. Se les puede pedir que investiguen alguno de los remedios más comunes (p. ej., equinácea, onagra, gingko, ginseng, valeriana) y que expliquen lo que dice la información disponible y qué fiabilidad piensan que tiene.
Uno de los mejores recursos para conocer detalles sobre la eficacia de cualquier medicina es la página web de Cochrane Collaborationw2. Esta web elabora revisiones de ensayos clínicos para establecer si hay evidencias claras de la efectividad de tratamientos concretos. Se puede acceder a las revisiones a través de la web de Cochrane.
Otro recurso es The Handbook of Clinically Tested Herbal Remediesw1 de Marilyn Barrett (2004), que también tiene acceso en línea. La autora ha recopilado evidencias de ensayos sobre más de 30 remedios vegetales comúnmente usados, junto con revisiones sobre cada ensayo y una valoración de la calidad de la evidencia que aporta cada uno de ellos (con escala de I, II o III).
References
Web References
- w1 – Una buena recopilación de información que valora los tratamientos a base de hierbas es: Barratt M (2004) The Handbook of Clinically Tested Herbal Remedies Volume 2. USA: Haworth Press, Inc. ISBN: 0-7890-2724-0.
- w2 – La Cochrane Collaboration elabora revisiones sobre datos de ensayos clínicos, incluyendo algunos sobre plantas medicinales, a los que se puede acceder a través de la página web de Cochrane.
Resources
- La página web The Science and Plants for Schools ofrece recursos para la enseñanza sobre medicamentos y drogas procedentes de plantas. Proponen un formato de fichas para una actividad adecuada para estudiantes de más de 16 años que profundiza sobre los fármacos derivados de plantas, pero que también se puede usar para introducir a estudiantes más jóvenes en cuestiones sobre venenos vegetales.
- Para saber más sobre la ciencia árabe y sobre la medicina entre los siglos VII y XVII, ver:
- Para conocer mejor el trabajo del grupo de investigación del Dr. Mayer, ver la página web de Forschergruppe Klostermedizin (en alemán).
Author(s)
Susan Watt es editora y escritora científica independiente. Estudió Ciencias Naturales en Universidad de Cambridge, Reino Unido, y también tiene estudios de Filosofía y Psicología experimental. Ha trabajado para el Museo de Ciencias de Londres y para el British Council, así como para diversas publicaciones. Sus principales intereses están en el área de la historia y la filosofía de la ciencia y en el terreno de la educación científica.
La doctora Eleanor Hayes es la redactora jefe de Science in School. Estudió Zoología en la Universidad de Oxford, Reino Unido, y completó un doctorado sobre ecología de insectos. Después estuvo un tiempo trabajando en la administración universitaria antes de trasladarse a Alemania; en 2001 empezó a trabajar en el campo de la publicación científica. En 2005 se incorporó al European Molecular Biology Laboratory desde donde llegó a Science in School.
Review
Es por todos conocido que las plantas son útiles en múltiples aspectos del día a día; este artículo describe una de sus aplicaciones: cómo se pueden usar las plantas monásticas medievales como origen de medicinas actuales. Es muy interesante la evidente relación entre historia, aspectos religiosos y disciplinas científicas como biología vegetal, química y farmacia. Igualmente interesante es el complejo procedimiento que permite obtener información útil de los manuscritos monacales del Medievo. Por encima de todo, el artículo muestra de forma clara cómo se puede transferir el conocimiento a través del tiempo y entre diferentes civilizaciones.
El artículo es una excelente fuente de información para lecciones interdisciplinares. Sus aspectos más destacados podrían ser:
- Ingredientes naturales para medicinas modernas
- Uso del conocimiento tradicional para nuevos descubrimientos
- Transferencia del conocimiento a lo largo del tiempo y entre civilizaciones
Preguntas para comprobar el grado de comprensión podrían ser:
- ¿Por qué es difícil reunir información útil sobre plantas que se podrían usar para el tratamiento de enfermedades?
- La industria farmacéutica normalmente se basa en el trabajo combinado de biólogos, químicos, farmacólogos y médicos para desarrollar nuevos fármacos. En el caso de las medicinas monacales descritas en este artículo, se necesitan investigadores de un amplio espectro de disciplinas. Explica por qué tiene que ser así.
- Una vez identificadas las plantas medicinales, ¿por qué es difícil obtener grandes cantidades de plantas específicas o de sus ingredientes activos?
Michalis Hadjimarcou, Chipre
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