Del metional al pollo frito Understand article
Traducido por José L. Cebollada. El metional fue la molécula protagonista del Segundo Concurso Internacional de Cocina Molecular. El reto: preparar platos que contengan solo metional y compuestos ‘puros’ como proteínas lácteas, alcoholes, aminoácidos y potenciadores del sabor químicos…
Cuando escurres una olla de patatas cocidas tu cara se baña con el vapor que contiene un inconfundible olor a tierra y unas notas de bacon.
La molécula que llega a los receptores de olor de tu nariz se llama metional y está también en los espárragos, la cerveza, los tomates o el queso cheddar.
Este derivado sulfurado de la metionina (un aminoácido) fue el centro del Segundo Concurso Internacional de Cocina Molecularw1 celebrado en París, Francia. El reto consistía en crear tres platos usando únicamente metional y otros compuestos ‘puros’ como la proteína de leche, alcoholes, aminoácidos y saborizantes. Los platos sin fibras vegetales, carne, pescado o huevos recibían puntos extra.
El organizador del concurso es Hervé Thisw2, un químico físico que trabaja en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias y que ideó el concepto de cocina ‘molecular’. Junto con Nicholas Kurti, Físico en Oxford, el Dr. This creó la gastronomía molecular, una disciplina que persigue comprender los mecanismos que subyacen en la cocina, el sabor y la ingesta de alimentos. En la base de esta disciplina están la física y la química.
Esta propuesta ha creado una nueva generación de chefs creativos que han llevado a la cocina elementos del laboratorio como los rotavapores o los baños de agua. También apareció el nitrógeno líquido junto con agentes gelificantes que producen bolitas de caviar con un interior líquido lleno de sabores.
¿Cocina molecular?
La cocina molecular, que comenzó pretendiendo mejorar la comida, ha acabado persiguiendo un ambicioso objetivo, crear platos a partir de sustancias químicas, dice Hervé This. “Yo no quiero recrear nada. El objetivo de la cocina molecular es inventar nuevos alimentos.” Explica que es como usar un sintetizador para crear música. “Con un sintetizador puedes crear la música que quieras. Con la cocina molecular puedes hacer cualquier comida.”
El Dr. This vislumbra un futuro en el que crearemos nuestros platos con ingredientes que tomaremos de nuestras jarras y botes de nuestra cocina. “La cocina molecular será el futuro”, insiste. “Si la gente la quiere y la necesita, llegará.”
La cocina molecular la ve como una solución a la inevitable crisis alimentaria que se cernirá sobre nuestras cabezas si la población mundial sigue aumentando.
Una de las principales ventajas de este tipo de comida es la reducción de los costes de transporte. El Dr. This toma como ejemplo los tomates, que cuando están frescos llevan una gran carga de agua.
Por qué transportamos el agua, se pregunta el Dr. This. Se podrían extraer los nutrientes y aromas y utilizarlos cuando fueran necesarios. Compara este proceso con transportar queso en lugar de leche, o vino en lugar de uvas.
El Dr. This es casi un predicador de la cocina molecular y ha estado muy ocupado viajando por Europa y Estados Unidos difundiendo la palabra. “Este concurso es un elemento más de implementar la cocina molecular para todo el mundo”, dice. Este año ha sido un gran éxito.
73 concursantes compitieron por los cinco premios en diferentes categorías. Un equipo de estudiantes de gastronomía molecular del Dublin Institute of Techonology de Irlanda ganó la categoría de estudiantes por su creación sobre el pollo asadow3. Era la respuesta al reto de hacer un plato ni extraordinario ni extravagante, pero que fuera evocador. Su creación fue una oblea o teja de pollo asado con una discreta guarnición: una ‘patata’ en polvo que fabricaron mezclando una solución de metional en aceite con maltodextrina, ácido cítrico y sal convertida en un merengue de patata.
Esto va acompañado de caviar de romero hecho con alginato de sodio y tejas de zanahoria fabricadas juntando zanahoria el polvo con maltodextrina, azúcar, agua y una sustancia gelificante. El gel resultante se dispone en capas y se deshidrata hasta que queda crujiente.
El concurso del año próximo será sobre proteínas vegetales, dice el Dr. This. Con el rampante aumento de la demanda de carne, cada vez será más importante crear alimentos a partir de proteínas vegetales.
Parte del reto para el Dr. This es convencer a las empresas de que vendan metional directamente al público. Ahora el metional se puede comprar a los distribuidores para uso industrial. Sigma Aldrich anuncia el metional como algo apetitoso y apto para potenciar aromas. En pequeñas cantidades puede aportar un apetitoso toque a fruta horneada a frutas como la piña, la manzana y la pera.
¿Cómo interacciona el metional con nuestros sentidos?
Apenas una quinta parte del sabor se percibe por la lengua, el órgano del gusto; el resto procede del olor. Cuando masticamos la comida, nuestra boca bombea moléculas volátiles a la nariz donde se encontrarán con cientos de receptores del olor diferentes.
Cada receptor es una proteína diseñada especialmente para alojar a algunas moléculas de olor. Cuando una molécula activa un receptor, desencadena una señal eléctrica que llega al cerebro.
En 2004 los científicos estadounidenses Richard Axel and Linda Buckw4 recibieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por el descubrimiento de los receptores del olor y la organización del sistema olfativo. Descubrieron un grupo de unos 1000 genes diferentes que producen una cantidad parecida de tipos de receptores del olor. Estos receptores se encuentran en las células receptoras.
Cada célula receptora contiene sólo un tipo de receptor del olor y cada receptor sólo puede detectar unos pocos olores. Las células envían señales directamente al bulbo olfativo, una región del cerebro, y a otras partes. La información de diferentes receptores se combina para crear un patrón de olor.
Gordon Shepherd, neurocientífico en la Yale School of Medicine de Estados Unidos, ha investigado el bulbo olfativo desde los años 60. Él llama ‘neurogastronomía’ al proceso por el cual el cerebro crea el olor. “Gran parte de la energía de nuestro cerebro se usa para crear olores y todo lo que lleva asociado: memorias, emociones y el lenguaje que usamos para describir los olores,” dice. Investiga las ‘imágenes olfativas’ en el cerebro, que se procesan en el nivel más alto, donde tiene lugar la percepción.
“Cuanto más entendemos cómo el cerebro crea el olor, más nos ayuda a comprender cómo promover dietas saludables,” añade.
Web References
- w1 – Más información sobre el 2nd International Contest for Note by Note Cooking de Paris, Francia.
- w2 – En su blog Hervé This ha recopilado mucha información relacionada con la gastronomía molecular y materiales para el aula. También escribe en otros blogs sobre:
- w3 – Este artículo de New Scientist contiene una buena explicación de la cocina molecular y habla de los ganadores del concurso de este año.
- w4 – Puedes leer más sobre el Premio Nobel que se concedió a Richard Axel y Linda Buck.
Resources
- Aquí puedes encontrar más información del AgroParisTech’s International Centre for Molecular Gastronomy inaugurado en Junio de 2014 bajo la dirección de Hervé This.
Review
Los olores son parte importante de nuestros recuerdos y en ocasiones están íntimamente unidos a determinadas experiencias, gracias a los receptores olfativos. Esta es la idea principal que llevó a preparar comidas que nos ofrezcan una experiencia gastronómica sin proteínas animales o vegetales. Este artículo puede usarse para discutir sobre la escasez de alimentos en el mundo las posibles alternativas a los alimentos. ¿Cómo estar seguros de que estos alimentos son nutricionalmente equilibrados? Los estudiantes pueden investigar las etiquetas de los alimentos para averiguar qué sustancias son las responsables de determinados olores y el uso de los aromatizantes en alimentos elaborados, por ejemplo, el olor de las patatas fritas. Se puede discutir la base científica de la gastronomía molecular y cómo los cocineros utilizan procedimientos de la química para mejorar la preparación y presentación de los alimentos.
Dr Shelley Goodman, UK