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Se plantea cómo investigar los factores que afectan al crecimiento de las plantas e idear un plan de cultivo en la Luna.
Cuando pensamos en la exploración espacial, la agricultura y el cultivo de plantas no suelen ser lo primero que nos viene a la cabeza. Aunque han sido prácticas habituales de la civilización humana durante milenios, estas actividades esenciales se están convirtiendo rápidamente en una parte fundamental de la investigación para hacer posible la exploración espacial. Actualmente, la única posición humana en el espacio es la Estación Espacial Internacional (ISS), que recibe aire, alimentos y agua de la Tierra. Cada astronauta necesita aproximadamente 1 kg de oxígeno, 1 kg de alimentos deshidratados y 3 litros de agua por día. Proporcionar estos suministros a todos los astronautas a bordo de la ISS es costoso e inviable para misiones espaciales largas. Si la humanidad va a seguir explorando el cosmos, las plantas tendrán que crecer durante el vuelo – como fuente de alimento y algo más.
En el espacio, las condiciones necesarias para que las plantas crezcan (como el agua, la luz, los nutrientes y una temperatura adecuada) son difíciles de satisfacer. Esto hace que su cultivo en el espacio sea una ardua, pero no imposible, tarea. En 2015, los miembros de la tripulación de la Expedición 44 de la ISS probaron por primera vez alimentos cultivados en el espacio cuando cosecharon una lechuga romana roja sembrada como parte del experimento con plantas Veg-01 de la NASA. Desde entonces, los científicos han investigado nuevas formas de cultivar otras plantas en el espacio.
Al elegir las plantas que se van a cultivar, se tienen en cuenta diversos factores, como el valor nutricional y la producción. Dos primeros candidatos son las patatas y el “trigo enano”. Ambos son alimentos ricos en carbohidratos con alto contenido calórico, por lo que pueden proporcionar a los astronautas la energía suficiente para aguantar durante una misión larga. También son plantas robustas que se adaptan a la mayoría de las condiciones de la Tierra y proporcionan un alto rendimiento sin ocupar demasiado espacio para crecer.
Las plantas no son útiles en el espacio sólo como fuente de alimento: los astronautas también esperan utilizarlas para crear un circuito autosuficiente capaz de suministrarles todo el oxígeno, el agua y los alimentos que necesitan sin ningún reabastecimiento desde la Tierra. Durante más de 25 años, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha estado trabajando para lograr este objetivo con su programa “Sistema Alternativo de Soporte Vital Micro-ecológico” (MELiSSA). El proyecto tiene por objeto perfeccionar un sistema sustentador de vida que pueda ser transportado al espacio. Los desechos humanos (como la orina y el dióxido de carbono exhalado) suministrarían a las plantas los ingredientes esenciales para su crecimiento y, a su vez, las plantas proporcionarían oxígeno y alimentos para los seres humanos, además de filtrar las aguas residuales. Esta área de investigación también tiene potencial interés para crear métodos de producción de alimentos en la Tierra de forma más sostenible.
Mediante las siguientes actividades, los estudiantes aprenderán acerca de los elementos básicos que las plantas necesitan para crecer. Después de completar las actividades 1–3, los estudiantes aplicarán lo que han aprendido sobre el crecimiento de las plantas a la actividad 4, en la que explorarán cómo cultivar plantas en el espacio – un desafío de la vida real al que se enfrentan los científicos en la actualidad.
En las actividades, adecuadas para estudiantes de 8 a 12 años, se utilizan materiales cotidianos simples. Los procedimientos requieren pequeñas macetas o recipientes adecuados: nosotros los preparamos a partir de botellas de plástico usadas, cortando el tercio inferior y usándolo como maceta.
Trabajando en grupos de dos a cuatro miembros, los estudiantes investigarán cómo crecen los berros en diferentes condiciones de luz: oscuridad constante y el ciclo normal de día y noche. Completar la parte práctica de esta actividad requiere 30 minutos y aproximadamente una semana para que el berro crezca después de la siembra.
Cada grupo necesita:
Presenta a los grupos las siguientes instrucciones:
Los estudiantes observarán que el berro que crece en la oscuridad tiene tallos blancos y hojas amarillas, en contraste con el berro que crece con un ciclo normal de día y noche, que tiene tallos de color verde claro y hojas de color verde intenso. Esto se debe a que en ausencia de luz, las plantas no desarrollan clorofila, el pigmento que las da su color verde vivo. El berro que crece en la oscuridad también debería ser notablemente más alto, ya que utiliza la energía almacenada en las semillas para acelerar su crecimiento en busca de luz.
Compara las predicciones de los alumnos con los resultados obtenidos, y analiza con ellos algunas de las siguientes preguntas:
Toda la clase plantará semillas de rábano en diferentes sustratos para determinar cuáles son los mejores para el crecimiento de las plantas. La parte práctica de esta actividad dura aproximadamente 30 minutos, seguido de un período de espera de una semana.
Los siguientes materiales, con cantidad suficiente para rellenar dos macetas.
Pide a los alumnos que lleven a cabo, de forma individual, los diferentes pasos del siguiente procedimiento:
Los estudiantes puede que se sorprendan al ver que las semillas germinan en las ocho macetas. Esto se debe a que ya contienen algunos nutrientes que permiten que la planta comience a crecer. Si el sustrato posee nutrientes, la planta seguirá creciendo. Los nutrientes están presentes de forma natural en la tierra, pero en otros materiales (como arena, algodón y toallitas de papel) pueden añadirse, por ejemplo, en forma de abono líquido. En ausencia de nutrientes añadidos, la planta crece más lentamente hasta que finalmente deja de crecer cuando se agota el suministro de los que contiene la semilla. Esta es la razón por la que las semillas de rábano no crecen bien en las macetas con arena, algodón o toallitas de papel sin abono.
Las semillas de rábano suelen crecer mejor en el algodón con la mezcla de abono. Esto se debe a que el algodón es más eficaz reteniendo el agua que la tierra o los otros sustratos, y porque el abono proporciona todos los nutrientes necesarios para el desarrollo inicial de la planta. Si las plantas se cultivaran durante un período más largo, la tierra les proporcionaría una mejor base para que sus raíces se expandieran, dando apoyo y estabilidad a los brotes.
Compara las predicciones de los alumnos con sus resultados, y analiza con ellos algunas de las siguientes preguntas:
Para investigar cómo se transporta el agua dentro de las plantas, los estudiantes observarán cómo cambia el color de los pétalos de las flores cuando se añade un colorante al agua. El procedimiento puede ser realizado por pequeños grupos de 2 a 4 estudiantes o como demostración en el aula. Lleva aproximadamente 15 minutos completar la parte práctica de la actividad y un día para que los efectos del experimento sean visibles.
Cada grupo necesita:
Indique a los grupos las siguientes instrucciones:
Los estudiantes observarán que la flor sin raíces cambia de color por la acción del colorante, especialmente en los bordes de los pétalos. Esto se debe a que las plantas transportan el agua a través de su tallo a otras partes de la planta. La flor con raíces, sin embargo, no cambia de color por acción del colorante. Las raíces actúan como un filtro, evitando que el colorante sea transportado al resto de la planta. Como resultado, no hay cambio de color.
Compara las predicciones de los alumnos con sus resultados, y analiza con ellos algunas de las siguientes preguntas:
En equipos de tres o cuatro miembros, los estudiantes aplicarán sus conocimientos de las actividades anteriores para idear una estrategia para el cultivo de plantas en la Luna. Recibirán para ello una ficha de datos sobre la Luna para ayudarles a evaluar su particular entorno espacial.
Cada grupo necesitará:
Indica a los grupos las siguientes instrucciones:
Una de las primeras dificultades para el crecimiento de plantas en la Luna es la falta tanto de agua líquida como de nutrientes. El agua no está fácilmente disponible en ríos y océanos como en la Tierra, y el suelo lunar no contiene los nutrientes necesarios. Los estudiantes podrían sugerir el uso de un sistema hidropónico para superar este reto: las plantas se cultivarían en una disolución basada en agua y rica en nutrientes sin necesidad de tierra. El agua podría obtenerse potencialmente del hielo superficial cerca de los polos norte y sur de la Luna, que bajo ciertas condiciones podría transformarse en agua líquida.
Otra dificultad es el ciclo de día y noche de la Luna. Un día en la Luna dura aproximadamente el mismo tiempo que cuatro semanas en la Tierra, por lo que las plantas tendrían que adaptarse a dos semanas de luz diurna y dos semanas de oscuridad, o ser colocadas en un entorno donde se controle la luz. Este entorno necesitaría tener la temperatura controlada para contrarrestar las variaciones térmicas extremas. Es más, no hay prácticamente atmósfera en la Luna, por lo que las plantas tendrían que mantenerse en un contenedor presurizado lleno de gases. Sin atmósfera protectora, el contenedor también ayudaría a proteger las plantas de la radiación espacial.
Para ser sostenible, el contenedor debería disponer de un sistema de reciclado de gases y agua.
Los autores desean agradecer a Monica Talevi, Christina Toldbo y a todos los miembros del equipo de la sección ESA Education que contribuyeron al desarrollo de estas actividades. También agradecen a la científica de la ESA Christel Paille por revisar las actividades educativas y proporcionar comentarios constructivos y valiosos.
Este enriquecedor artículo combina dos áreas de la ciencia para crear un proyecto interesante para jóvenes estudiantes. Con el conjunto de actividades, los estudiantes entienden los factores que afectan al crecimiento de las plantas y los relacionan con el caso de que se diera en el espacio. Todas las actividades son fáciles de realizar y podrían ser una buena base para comprender las variables de control en diseño de experimentos. El artículo es muy útil y puede utilizarse en los distintos cursos de educación secundaria.
Dra. Christiana Nicolaou, maestra de educación primaria, Makedonitissa 3rd primary school, Chipre
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