Las plantas alucinógenas como medicinas mágicas Understand article
Traducido por I Carrero, Univ. de Valladolid. ¿Volaron alguna vez las brujas de noche sobre sus escobas?¿O estaban sufriendo alucinaciones tras comer o tocar determinadas plantas? Angelika Börsch-Haubold explica cómo la farmacología moderna nos ayuda a entender los efectos de varias plantas…
«¿Estaban aquí los seres de que hablamos?
¿No habremos comido la raíz de la locura, que hace prisionera a la razón?»
Shakespeare, Macbeth I.iii (texto de la traducción de A.L. Pujante para la colección Austral-Teatro, Espasa-Calpe, 1995)
Así pregunta, al principio de la obra de Shakespeare, Banquo, quien era testigo, junto con Macbeth, del aquelarre de las brujas y de la primera predicción sobre su futuro. Las apariciones o eran verdaderas o una alucinación. Dando estas dos opciones en 1606, en el momento cumbre de la caza de brujas en Europa, Shakespeare no solo proporcionaba una explicación razonable para el estado de embrujamiento, esto es, de los sueños delirantes, sino que también apuntaba hacia una posible causa de esta locura. Hay plantas tóxicas que, tras contacto o ingesta, nublan nuestra mente y nos hacen vivir sensaciones irreales. Por desgracia, como nos muestra la deplorable persecución de brujas que se produjo, en Europa se carecía en aquellos momentos de tales conocimientos botánicos.
Plantas de la familia Solanaceae
La “raíz de la locura” podría haber sido la mandrágora (Mandragora officinarum), la planta mágica más famosa de la zona mediterránea que se vendía muy cara en los mercados al norte de los Alpes. Dado que esa raíz recuerda un cuerpo humano, se creía que la mandrágora contenía un espíritu que traía fortuna y protección contra el mal a aquellos que la poseyeran o la llevaran consigo. Sin embargo, desenterrar la planta era un asunto arriesgado, se pensaba que emitía chillidos desgarradores al ser arrancada de la tierra. Por eso, se aconsejaba a la gente que cuando la raíz estuviera medio desenterrada llevara un perro y dejase que el animal la acabara de sacar, un ritual que aparece a menudo en los libros medievales (izquierda). Cientos de años más tarde, el Mefistófeles de Goethe se burla de esta superstición: «Da stehen sie umher und staunen, vertrauen nicht dem hohen Fund; der eine faselt von Alraunen, der andre von dem Schwarzen Hund.» («Ahí están todos pasmados en torno. No confían en el gran hallazgo. Uno delira hablando de la mandrágora, otro del perro negro.» Goethe, Fausto II, Acto I; texto de la traducción de M. Salmerón para la colección Austral, Espasa Calpe, 1998).
La mandrágora y otras plantas de su familia (Solanaceae) contienen alcaloides que bloquean el impulso nervioso, lo que puede producir alucinaciones. Aunque los mecanismos celulares y moleculares de su acción no se explicaron hasta finales del siglo XX, los efectos farmacológicos de estas plantas ya habían sido descritos por los médicos grecorromanos Dioscórides (s. I d. C.) y Galeno (hacia 129-199) y, a partir del s. XVI, por autores de libros sobre hierbas medicinales en lenguas locales. Las plantas belladona (Atropa belladonna) y beleño negro (Hyoscyamus niger; abajo) son autóctonas del norte y centro de Europa y por ello estaban fácilmente disponibles tanto para su uso medicinal como para su abuso como estupefacientes o venenos.
El médico Leonhart Fuchs explica en su New Kreüterbuch (impreso en 1543) cómo utilizar partes de esas plantas como somníferos o analgésicos. Además, avisa de sus efectos narcóticos y tóxicos (ver recuadro). También agrupa el estramonio (Datura stramonium; abajo), que acababa de llegar a Europa a través de viajeros venidos de India o México, correctamente en la familia de las solanáceas, pero admitiendo su ignorancia sobre su uso médico.
Ungüentos de bruja
Si siempre hubo mujeres que experimentaron con plantas tóxicas, y si lo que hacían no era más que emplear sus conocimientos para sanar a los enfermos que no se podían permitir (o puede que sabiamente eligieran no hacerlo) ver a un médico, ellas pudieron haber usado la hierba mora, la belladona y el beleño como poderosos ingredientes de sus medicinas. Lamentablemente, no hay fuentes directas con las recetas de los brebajes de las brujas. Como se conoce a través de la literatura que condenaba los rituales mágicos, los denominados “ungüentos de bruja” se utilizaban para embadurnar las escobas o sillas que eran indispensables para viajar por el aire y danzar en el aquelarre (ver recuadro e imagen). Según se dice, los acusados recibían tales ungüentos directamente del Diablo o de una anciana que formaba parte del círculo de brujas.
Las recetas que se han conservado fueron recogidas por médicos. Por ejemplo, Johannes Hartlieb, para explicar en 1456 las siete artes mágicas al duque Johann de Brandenburg-Kulmbach, nombra seis plantas necesarias para la preparación del unguentum pharelis (ver recuadro). Aunque se creía que esas plantas tenían poderes mágicos, eran relativamente inocuas. Hartlieb había estudiado tanto teología como medicina, como era corriente en esa época, y el objeto de sus textos fue probar que la brujería y la magia eran mentira. Pudo, por tanto, haber omitido los componentes narcóticos a propósito.
Sin embargo, otros médicos, la mayoría de ellos varios siglos después, citaron plantas de la familia de las solanáceas junto con las muy tóxicas acónito (Aconitum napellus), cicuta (Conium maculatum) y adormidera, o planta del opio, (Papaver somniferum) como ingredientes de las medicinas de las brujas. Como parece que estas ponían todas las plantas tóxicas juntas, etnólogos del siglo XIX, recreando esos ungüentos y aplicándoselos en la piel, experimentaron realmente alucinaciones perturbadoras con todos los efectos secundarios sobre el sistema nervioso que esperaría un farmacólogo actual.
Las brujas no leerían la literatura médica de su época, pero podemos estar seguros de que conocían los efectos alucinógenos de las plantas que crecían en su entorno. El beleño negro ya había sido usado por las tribus germánicas para aumentar el efecto embriagador de su cerveza. En Baviera fue prohibido como ingrediente de la cerveza en 1507 y con la ley de la pureza de 1516 su presencia en esta bebida pasó a ser ilegal, al menos en el sur de Alemania. La belladona también era muy conocida. Su nombre común alude a la práctica de las mujeres italianas del Renacimiento de dilatar con gotas de esta planta sus pupilas para parecer más atractivas sexualmente (“bella donna”). Si estas mujeres hubieran ingerido la belladona, habrían experimentado euforia debido a la estimulación del sistema nervioso central.
La farmacología de las solanáceas
Hoy en día, la acción de la belladona, el beleño y el estramonio se conoce a nivel molecular. Todos contienen los alcaloides atropina y escopolamina, dos sustancias relacionadas que actúan sobre el sistema nervioso parasimpático. Bajo la estimulación parasimpática, el corazón late más lento, la musculatura lisa (los músculos involuntarios de los órganos internos) se contrae, se producen jugos digestivos y las glándulas producen fluidos acuosos (saliva, lágrimas, mucus bronquial; Tabla 1). El neurotransmisor acetilcolina acopla su señal nerviosa a las células efectoras activando receptores muscarínicos que, a su vez, provocan cambios dentro de la célula que se relacionan con la respuesta fisiológica del órgano. Por ejemplo, aumenta la concentración intracelular de Ca2+, que hace falta para la contracción muscular y la secreción.
Químicamente, la atropina y la escopolamina se parecen a la acetilcolina. También se unen a receptores muscarínicos pero no estimulan la célula (es decir, actúan como antagonistas). De esta manera, la transmisión nerviosa se bloquea. Como la acetilcolina es también un importante neurotransmisor en el cerebro, el antagonismo sobre los receptores muscarínicos tiene efectos a nivel central. A dosis bajas (0,5-1 mg), la atropina produce una excitación media, mientras que la escopolamina produce somnolencia, cansancio, ausencia de sueños al dormir y euforia. La ingestión de dosis altas produce agitación y alucinaciones. El envenenamiento con unos 10 mg de atropina (o con menos en niños) conduce a la depresión central de las funciones vitales, que puede progresar hasta llevar al coma, colapso circulatorio y fallo respiratorio (Tabla 1).
Leonhart Fuchs, New Kreüterbuch (Nuevo libro de hierbas), Basilea, 1543
Acerca de la mandrágora
… Cuando las hueles y las pruebas, sus manzanas/ traen el sueño. Ese poder lo tiene también su zumo. Pero no debes usarlos en exceso/ porque si no te matan… Como el uso interno de la mandrágora es muy peligroso/ es mejor atraer el sueño/ si es necesario/ con sus manzanas y frutos/ pero solo probándolos/ y no ingiriéndolos.
Acerca de la belladona
…A la otra la denominamos “solano furioso” [belladona]. Otros la llaman “hierba de cerdos”/ y piensan que es la dulcamara/ pero no sin error/ pues esta hierba es una planta mortífera/ y no se debe ingerir sin cuidado/ como sí se puede hacer con la dulcamara. Sin embargo, podría ser el tercer sexo de la mandrágora… Sin duda el solano furioso tiene el poder de la cuarta solanácea/ que produce locura y estupidez/ porque es una hierba mortal para los humanos/ como prueba la experiencia. Además sé con toda certeza que dos niños/ que habían comido las bayas/ que están bastante dulces/ murieron enseguida tras haberlo hecho/ aunque antes estaban animados y saludables…
Acerca del beleño
Muchos llaman también al beleño “haba de cerdos” o “hierba dormidera”… El beleño aplicado fresco y solo/ o mezclado con cebada malteada/ quita toda clase de dolores. El zumo obtenido prensando la hierba/ en un pañuelo humedecido con él/ puesto cuando hay fiebre/ sobre los ojos llorosos y doloridos/ mitiga la calentura/ detiene las lágrimas y el dolor. El zumo de la semilla oleosa puesto en los oídos/ reduce su escozor/ y el dolor. Pero hay que usarlo con mucho cuidado… Darse un baño de pies con beleño/ atrae el sueño… Las raíces de beleño hervidas en vinagre y mantenidas en la boca durante un rato/ eliminan los dolores grandes y malos de los dientes. En resumen/ las hojas verdes del beleño/ las semillas/ y el zumo/ que no solo vuelven al hombre loco y estúpido/ sino también a las bestias/ no se deben usar internamente/ sino solo externamente para quitar el dolor/ y atraer el sueño/ y si se usan, solo con mucha mesura.
Nota: el texto original en alemán está disponible en línea.w1
Uso médico de la atropina y de drogas relacionadas
La atropina, la escopolamina y sus análogos sintéticos todavía se usan en medicina, principalmente para inhibir el sistema nervioso parasimpático. Para evitar sus inquietantes efectos secundarios, o se aplican localmente estas sustancias (gotas oculares para examinar la retina, inhalación para enfermedades respiratorias), o se han desarrollado bloqueantes específicos de sus receptores (fármacos que reducen la secreción ácida gástrica para tratar las úlceras péptica y duodenal; ver recuadro).
Bloquear la acción de la acetilcolina también mejora las alteraciones motoras de la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, tras la introducción de drogas que actúan más específicamente sobre el metabolismo de la dopamina, los derivados de la atropina solo se usan para tratar síntomas tempranos o como terapia adicional.
En la actualidad, el uso más importante de la atropina es como antídoto contra el envenenamiento por el alcaloide muscarina (presente en ciertas setas) o por insecticidas organofosforados. Estas sustancias sobreestimulan el sistema parasimpático. Para antagonizar sus efectos tóxicos, la atropina se inyecta hasta durante 48 horas. El médico monitoriza atentamente al paciente, poniéndole nuevas inyecciones tan pronto como reaparecen los síntomas muscarínicos, pero no muy seguidas para evitar la intoxicación por atropina.
Protocolo – ungüentos de bruja
Heinrich Kramer/Institoris, Malleus maleficarum (El martillo de las brujas), Estrasburgo, 1486, cap. II(3)
El modo de volar es el siguiente: como está claro de lo anterior, las brujas tienen que preparar un bálsamo con miembros cocidos de niños, sobre todo de aquellos a los que mataran antes de ser bautizados, y restregarlo sobre las sillas o los trozos de madera siguiendo las instrucciones del demonio, después de lo cual inmediatamente se elevarán por los aires…
Johannes Hartlieb, Libro de todas las artes prohibidas, Munich, 1456, cap. 32
Cómo se consigue cabalgar por los aires. Para estos viajes los hombres y las mujeres, especialmente los demonios, utilizan un bálsamo denominado “unguentum pharelis”. Ellos lo preparan con siete hierbas, cada una de ellas recolectada en su día correspondiente. El domingo escogen y cogen Solsequium; el lunes, Lunariam, el martes, Verbenam; el miércoles, Mercurialem; el jueves, Barbam Jovis; el viernes, Capillos Veneris. Hacen el bálsamo mezclándolas con bastante cantidad de sangre de pájaro y también de grasa animal. No describiré los detalles para no molestar a nadie. Siempre que quieren, untan con esto bancos o sillas, rastrillos o tenedores para el horno y vuelan. Esto no es más que nigromancia, que está totalmente prohibida.
Actividad de clase:
- Busca las plantas que se mencionan en la receta de Hartlieb en libros de botánica, de plantas medicinales y en Internet. ¿Qué propiedades tienen? Solsequium (“que sigue el sol”) podría ser o bien Heliotropium europaeum o alguna de las plantas mágicas Calendula officinalis, Cichorium intybus o Taraxacum officinale. Barbam Jovis es Sempervivum tectorum y Capillos Veneris probablemente es el helecho Adiantum capillus-veneris.
- Investiga sobre las plantas de la familia Solanaceae. ¿Son todas venenosas? ¿Cómo son las propiedades de esta familia comparadas con las de las plantas mencionadas en la receta de Hartlieb?
- ¿Qué sentirías si te aplicaras un ungüento de brujas en la piel?
Nota: el texto original en alemán está disponible en línea.w1
Actividad de clase: acciones y efectos secundarios de drogas que bloquean receptores muscarínicos
Para este ejercicio necesitarás información acerca de los efectos primarios y secundarios de algunas drogas antimuscarínicas. Pídele a tu farmacéutico que te preste la Farmacopea europea o que te deje fotocopiar el prospecto que acompaña a los fármacos antimuscarínicos (ver la lista inferior con ejemplos).
Tus estudiantes pueden usar esta información para reflexionar sobre los efectos de las drogas antimuscarínicas. ¿Se deben estos efectos al bloqueo de la transmisión nerviosa? ¿Cuáles efectos son centrales y cuáles periféricos? Usando la información de la Tabla 1 los estudiantes debieran ser capaces de identificar qué acciones y efectos secundarios de las drogas son causados por los bloqueantes del receptor muscarínico.
Algunos ejemplos de respuestas correctas son:
- Las gotas oculares que contienen atropina, escopolamina, homatropina o tropicamida se utilizan para dilatar la pupila cuando se examina la retina. Los efectos secundarios en el ojo son fotosensibilidad y visión borrosa.
- La pirenzepina, antagonista específico del receptor muscarínico M1, inhibe selectivamente la secreción ácida gástrica y se utiliza para tratar las úlceras gástricas. Sin embargo, puede producir boca seca, visión borrosa, fotofobia y dificultades para orinar.
- El bromuro de ipratropio dilata la musculatura lisa del tracto respiratorio y alivia los síntomas del asma. Este compuesto es un análogo ionizado de la atropina. Esto evita que esta sustancia llegue al cerebro y elimina los efectos secundarios centrales. Su aplicación local por inhalación en forma de aerosol también ayuda a reducir los efectos no deseados.
- La benztropina o difenhidramina se utiliza contra los síntomas leves de la enfermedad de Parkinson o como tratamiento accesorio a la terapia con dopamina contra esta enfermedad. Sus efectos adversos son: estreñimiento, retención urinaria y visión borrosa. Además, en personas mayores se pueden producir sedación y confusión mental.
- La escopolamina es muy efectiva cuando se utiliza de forma preventiva para evitar los mareos. Esto es un efecto central de este alcaloide de la belladona. La droga se incorpora en un sistema adhesivo multicapas y se pone directamente sobre la piel. Los efectos secundarios más comunes son: boca seca, somnolencia y visión borrosa. Son raros los episodios psicóticos.
Conclusión
Hoy tenemos dificultades para comprender la profunda y sincera creencia en la brujería y en la magia que perduró en Europa durante siglos. Incluso es más desconcertante darnos cuenta de que el auge de la caza de brujas se produjo en los siglos XVI y XVII, cuando ya se sabía que el sol estaba en el centro del universo y los artistas del Renacimiento dibujaban los músculos de cuerpos desnudos en el mismo Vaticano. Desgraciadamente, la mayor parte de nuestros colegas científicos de hace 500 años no explicaban ni resolvían los misterios de los vuelos nocturnos sobre escobas, aunque algunos –al igual que Shakespeare– estaban casi con toda certeza familiarizados con los efectos alucinógenos de determinadas plantas. Pero, ¿por qué las propias “brujas” no explicaron el origen de sus delirios? Me temo que muy pocas de las que fueron acusadas, torturadas y quemadas habían sufrido realmente alucinaciones producidas por plantas tóxicas –o por ninguna otra causa–. Ante las 60000 víctimas que se estima que hubo en Europa, uno puede creer que el mismo Diablo tuvo algo que ver en este asunto.
Web References
- w1 – El texto original en alemán está disponible aquí
Resources
- Behringer W (2001) Hexen und Hexenprozesse in Deutschland. Munich, Alemania: Deutscher Taschenbuch Verlag
- Fuchs L (1543) New Kreüterbuch. Basel, Switzerland: Durch M. Isingrin
- Hardman JG, Limbird LE, Goodman Gilman A (eds; 2001) Goodman & Gilman’s The Pharmacological Basis of Therapeutics, 10th Edition. Nueva York, NY, EE.UU.: McGraw-Hill
- Hartlieb J (1989) Das Buch aller verbotenen Künste, translated by Eisermann F, Graf E. Ahlerstedt, Alemania: Param
- Institoris H (1982) Malleus maleficarum, translated by Schmidt JWR. Munich, Alemania: Deutscher Taschenbuch Verlag
- Scherf G (2002) Zauberpflanzen – Hexenkräuter. Munich, Alemania: BLV
Review
Aquellos que piensan que enseñar o aprender ciencia en la escuela es aburrido seguramente cambiarían de opinión si leyeran este artículo. Angelika Börsch-Haubold nos lleva a un excitante viaje a través de las literaturas inglesa y alemana, la historia, la botánica, la fisiología humana y la bioquímica al explorar sucesos y mitos de la medicina de las brujas.
Incluso aunque se refiera a aspectos muy específicos, el estilo del artículo es atractivo, claro y preciso y la información que aporta está apoyada por un rico soporte documental: citas, textos originales acompañados de sus traducciones, tablas, cuadros y referencias literarias.
El artículo y las actividades propuestas para clase (sobre las plantas citadas y sobre los efectos secundarios de las drogas antimuscarínicas) son especialmente adecuados para la enseñanza secundaria superior pero, con pequeñas modificaciones, se podrían adaptar a niveles inferiores tanto para el currículo de ciencias como de humanidades.
De hecho, el tratamiento interdisciplinar es una de las características más relevantes de este material y esto ofrece la posibilidad de extender las actividades propuestas a diferentes campos (Biología, Química, Historia) y a reflexionar sobre aspectos importantes como el problema del consumo de drogas (Educación para la salud).
De manera que, si necesitas material de clase especial para “Halloween”… ¡ten este artículo a mano!
Giulia Realdon, Italia